viernes, 19 de septiembre de 2014

El abogado y la primera consulta: ¿Captación desesperada u honestidad?

Ayer me volvió a ocurrir.

Cliente que viene al despacho a una consulta, se estudia su caso, valoramos las opciones y se le da presupuesto.

El cliente valora a su vez tu opinión profesional. En esa primera visita le has transmitido confianza como para llevar su tema, y esta prácticamente a punto de aceptar el presupuesto, habiéndole explicado ya todos los gastos que conllevaría el procedimiento (procurador, tasas, costas, etc. Lo normal a día de hoy, vamos)

Entonces llega el momento fatídico. Ese momento.


- ¿Ah, pero, que igual no ganamos o que?
- A ver, en principio entiendo que jurídicamente usted tiene razón. Pero la decisión no la tomo yo, sino el juez.
- Ah bueno. Ya, ya. Pero vamos, que esto esta ganado ¿no?
- Yo no he dicho eso. Tenemos los hechos, y las pruebas son relativamente favorables, pero yo en ningún caso le puedo decir que vayamos a ganar seguro, y mucho menos sin conocer hasta el ultimo detalle de dichos hechos y sin haber revisado detenidamente la documentación.
- Pues a ver, es que yo te había entendido eso... No se. Mira me lo pienso y si eso ya te vuelvo a llamar.
- o_O

Me dejan ojiplático rajándose en el ultimo segundo, pagan la consulta y se van con poca intención de volver.

Tras esta escena cada vez más habitual, uno se pregunta ¿debería ser mas "tiburón de los negocios" y callarme esos pequeños detalles?

La respuesta es: depende.

Si quisiera mas clientela a cualquier precio, así debería hacerlo. Callarme como un cerdo todo aquello que me pudiese perjudicar en la captación del cliente (posibilidades de perder, gastos derivados del procedimiento, la cantidad real a la que van a ascender mis honorarios, etc) y asegurarme un incremento de mi facturación.

¿Es eso lo que quiero? Pues no.

También es evidente que a veces, como en este caso, mi actitud honesta me puede hacer perder un potencial cliente casi captado, pero entiendo que la relación del abogado con el cliente se basa en la confianza. Y no puede haber confianza sin honestidad total entre las partes.

El debe contarme todo y ser sincero desde el principio (como se suele decir, al medico y al abogado diles solo la verdad), y yo debo devolver esa confianza con toda la honestidad y no ocultando de manera torticera ninguna posibilidad o hipotético gasto solo por adjudicarme ese cliente.

Todo ello sin olvidar las siguientes razones:

Primero, porque ese cliente que “pica” una vez, después jamas volverá si no le has sido honesto desde el principio. Ni él ni nadie de su alrededor.

Segundo, porque a título personal es como mejor duermo por las noches: pobre, pero con la conciencia tranquila.

Tercero, siendo esta la razón más importante, porque es NUESTRA PUÑETERA OBLIGACIÓN COMO ABOGADOS.

¿Y tú que antepones? ¿Captar a cualquier precio o la honestidad?


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