Ayer me volvió a ocurrir.
Cliente que viene al despacho a una consulta, se estudia su caso, valoramos las opciones y se le da presupuesto.
El cliente valora a su vez tu opinión profesional. En esa primera visita le has transmitido confianza como para llevar su tema, y esta prácticamente a punto de aceptar el presupuesto, habiéndole explicado ya todos los gastos que conllevaría el procedimiento (procurador, tasas, costas, etc. Lo normal a día de hoy, vamos)
Entonces llega el momento fatídico. Ese momento.